Londres, Inglaterra. Liverpool la vuelve hacer, otra vez los penaltis y otra vez campeón. Como en la final de la Copa de la Liga, los once metros decidieron a favor del equipo de Jürgen Klopp, que firmaron un 0-0 fantástico en la legendaria cancha de Wembley para levantar su octava FA Cup, aprovechando los fallos de César Azpilicueta y de Mason Mount.
Liverpool que, durante los 120 minutos, perdió a Mohamed Salah y Virgil Van Dijk por lesión, refuerza su confianza de cara al final de la Premier League y de la Champions League contra el Real Madrid, los dos troneos que le faltarían para conseguir cuatro títulos en cuatro torneos.
La final de la Copa de la Liga hace un par de meses, en este mismo escenario y con los mismos protagonistas, demostró que un encuentro sin goles puede ser un partidazo, puede ser absorbente y puede ser trepidante. Y lo volvieron a exhibir con un encuentro a la altura, sino mejor.
Durante 120 minutos, no hubo gol en Wembley, pero no importó lo más mínimo. La falta de puntería solo la sufrían los jugadores, mientras el público disfrutaba de uno de los encuentros más bonitos de la temporada.
Un duelo al que el Liverpool salió con la intención de hincar el colmillo en los primeros compases, con un Luis Díaz desatado al que el Chelsea no conseguía descifrar. El colombiano entró varias veces con total libertad por su carril izquierdo, desesperando a Reece James, pero errando en un mano a mano con Mendy.
La llegada del tiempo extra terminó con las fuerzas de Virgil Van Dijk, sustituido con molestias físicas, y prácticamente con las de los dos equipos, que acabaron rendidos y bajando el nivel de juego. Los dos firmaron los penaltis.
Los penaltis decidieron el campeón de la FA Cup
Y como hace tres meses, los once metros decidieron. Como en la Copa de la Liga, pero con diferentes protagonistas bajo los palos. Aquel día estuvieron Caoimhin Kelleher y Kepa Arrizabalaga; esta vez Alisson y Mendy.