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Reseña del live action “Cómo entrenar a tu Dragón”, ¿pierde o gana magia?

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Imagen: Con mis hijos

¿Qué harías si el mayor enemigo de tu pueblo se convierte en tu mejor amigo?
El live action de Cómo entrenar a tu dragón trae de vuelta la historia de Hipo y Chimuelo, ahora con carne, hueso y escamas reales.

En un mundo donde los dragones son cazados por tradición, Hipo, un adolescente que no encaja, se encuentra con un Furia Nocturna herido. En lugar de matarlo, lo ayuda. Así empieza una amistad que reta todo lo que su aldea cree. Lo que era una guerra sin sentido, se convierte en una lección sobre entender al otro. Y sí, Chimuelo sigue siendo el mejor personaje. Pero ahora, verlo en live action cambia todo: la conexión, las batallas, el vuelo… se sienten más reales que nunca.

¿Será el live action mejor que la versión animada?

Reseña

En la última década, se ha visto una tendencia clara por parte de las productoras: traer sus películas o clásicos animados a la vida real, en los famosos live actions. Si hablamos de este formato, Disney ha sido la más activa en producirlos, comenzando con 101 dálmatas (1996), y luego con La Cenicienta (2015), que marcó el inicio de los live actions como los conocemos hoy.

Muchos críticos de cine, e incluso el mismo público, han cuestionado la necesidad de este formato. En la mayoría de casos, han sido un fracaso, envueltos en polémicas por malas decisiones de casting y/o guiones que terminan siendo incoherentes con las versiones originales que todos amamos —y que por algo son clásicos—.

Con tantos live actions mal ejecutados, DreamWorks decidió arriesgarse con uno de sus mejores proyectos animados y probablemente uno de los más ambiciosos: Cómo entrenar a tu dragón. ¿Lograron su objetivo?

Sin duda, uno de los mayores retos era el de los efectos especiales. Obviamente, los dragones no existen, así que el equipo tuvo que crear criaturas que no solo se vieran reales, sino que también se sintieran, se escucharan, y casi que hasta se pudieran oler.

Parte crucial de cualquier película es que el mundo que presenta sea creíble para la audiencia. Si no lo es, toda la historia se viene abajo. En la versión animada original, el lenguaje visual permite que, desde el primer minuto, el espectador acepte el juego.

¿Ocurre lo mismo con los live actions? Eso depende mucho de la calidad de los efectos y de cómo te introducen al mundo. En el caso de Cómo entrenar a tu dragón, durante los primeros minutos cuesta un poco salir de la mentalidad de que Berk es solo un set, sobre todo porque la primera escena —donde Hipo introduce la situación de su aldea y los dragones— se siente coreografiada.

No obstante —y para mi sorpresa— esta versión live action supera progresivamente esa barrera. Después de unos minutos, se siente real, como si los dragones de verdad existieran. Esto se debe al excelente trabajo del equipo de efectos y producción. Las escenas de vuelo y las interacciones entre Chimuelo e Hipo, son tan bien logradas que parecen reales. No como un CGI mal hecho. Honestamente, son muy buenas. 

A pesar de que algunos personajes no se parecen del todo a sus contrapartes animadas y que se nota cierta inclusión forzada —algo por lo que muchos live actions han sido criticados—, un 90% del elenco fue acertado. Mason Thames como Hipo y Gerard Butler, quien regresa como Estoico, el mismo personaje que dobló en la versión original, son el mayor acierto. Estoico conserva esa personalidad fuerte pero poco expresiva, e Hipo sigue siendo el enclenque con buen corazón que todos queremos.

Ahora, la pregunta del millón, ¿por qué DreamWorks decidió hacer el live action de Cómo entrenar a tu dragón. En menos de 20 años desde el estreno de la versión animada, y sin ser la más icónica del estudio? Más allá de que Berk ya forma parte del nuevo parque de Universal Studios Orlando, y de que se ha confirmado la segunda entrega live action de la trilogía, Cómo entrenar a tu dragón. Tiene una de las mejores historias animadas que existen.

Afortunadamente, el live action respeta casi al pie de la letra la historia original. La sucesión de eventos, el desarrollo de la relación entre Hipo y Chimuelo, el odio de la aldea hacia los dragones, las escenas de entrenamiento y los diálogos son prácticamente una copia exacta. Y así es como debe hacerse un live action.

Aunque Chris Sanders no volvió como director, Dean DeBlois —coguionista y codirector de la versión animada— sí lo hizo, y se nota el amor que tiene por el proyecto. Cuando se tiene un guion casi perfecto como el de Cómo entrenar a tu dragón, no hay nada que cambiarle.

La historia, ya sea animada o con actores reales, tiene un mensaje poderoso que se mezcla con la fantasía de manera perfecta. Eso la hace especial y tan querida por muchos.

Así como Hipo, es normal que todos queramos encajar con la sociedad y alcanzar a los demás descubriendo cuál es nuestro destino o para qué somos buenos. Pero esta historia le da la vuelta a esa idea y nos invita a tomarnos el tiempo necesario. No solo se trata de saber quiénes somos, sino también de saber quiénes no somos. Discernir qué no nos gusta, qué no seríamos capaces de hacer, y en quiénes no queremos convertirnos también es parte del camino hacia el autoconocimiento —aunque a veces lo olvidemos por las presiones sociales o personales.

Y eso nos lleva a una de las escenas más importantes: ¿por qué Hipo no pudo matar a Chimuelo? Si era una criatura peligrosa, que incluso se llevó a su madre, ¿por qué no pudo hacerlo? Al final, él explica que se vio reflejado en él, especialmente en su expresión de miedo.

Cómo entrenar a tu dragón nos recuerda que podemos encontrar consuelo y similitudes en aquellos en quienes menos esperamos. Nos invita a romper cadenas de odio con empatía, incluso si la sociedad nos dice lo contrario. Ya sea con un perro, un gato, un oso o incluso un pez, podemos formar un lazo especial con otros seres. Nos invita a respetar la naturaleza, cuidarla y, si se puede, hacerla parte de nuestras vidas.

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Imagen: E-cartelera

Lo mejor de ¿Cómo entrenar a tu dragón?:

La relación entre Chimuelo e Hipo es de las amistades más entrañables del cine. No es forzada, se construye paso a paso, y muestra la bondad que existe en ambos.
Además, es una película técnicamente muy bien lograda. Y solo por el hecho de que logra hacerte creer durante dos horas que los dragones existen, ya vale la pena verla.

Calificación: 

4/5 estrellas. Al inicio no estaba convencida de este live action, sobre todo por lo complejo que era adaptar una historia tan rica en contenido y efectos visuales. Además, apenas este año vi la versión animada y no sabía si me iba a interesar volver a ver la misma historia tan pronto.


Pero esta historia es tan bonita, que cuando supe que el live action iba a respetarla casi por completo, supe que no me lo podía perder.

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Personalmente, la animada me sigue gustando más, porque para mí es más fácil sumergirme en ese mundo a través de la animación. Pero admito que no envejeció tan bien, haciendo que lo que le resta puntos, el live action lo mejora. Ambas versiones son buenas. Decidir cuál es la mejor, ya es cuestión de gustos.

PREGUNTA

¿Qué piensas tú del live action de Cómo entrenar a tu dragón? ¿Te gustó?

Flor Caceres

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