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Internacionales

El príncipe Enrique y Meghan tienen una tarea delicada tras la muerte de la reina

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REUTERS/Henry Nicholls

Justo antes de embarcar en un vuelo en Aberdeen este viernes, la mañana después de la muerte de su abuela la Reina Isabel, el príncipe Enrique puso su brazo alrededor del hombro de una trabajadora del aeropuerto que le había expresado sus condolencias mientras lo acompañaba en la pista.

Fue un momento de calidez e informalidad característico de Enrique, cuya personalidad accesible lo convirtió durante mucho tiempo en uno de los miembros de la realeza más populares, hasta que su decisión de apartarse de las funciones reales provocó un quiebre con la familia que está lejos de resolverse.

Enrique fue el último de los parientes más cercanos de la reina en llegar al castillo de Balmoral el jueves para acompañarla en sus últimas horas, y fue el primero en partir el viernes, lo que refleja que ya no forma parte del círculo íntimo de la familia.

En tiempos más felices, Enrique y su abuela tuvieron una estrecha y lúdica relación, que el gran público pudo apreciar en 2016 cuando aparecieron juntos en un video cómico, reaccionando a una publicación Barack y Michelle Obama antes de los Juegos Invictus, una competición para veteranos discapacitados que Enrique ha promovido.

Fue una coincidencia que Enrique haya estado en Reino Unido cuando Isabel murió, y antes de su fallecimiento no se anunciaron planes para que viera a su familia durante su visita desde Estados Unidos, donde vive con su esposa estadounidense Meghan.

Con la desaparición de la matriarca, la dinámica familiar está destinada a evolucionar, y a medida que se desarrolle la pompa y la ceremonia del funeral de Isabel, los observadores estarán atentos a las señales de distensión.

El trato de la realeza para con Enrique, Meghan y sus hijos será un asunto clave de la era posisabelina, y uno de los dramas familiares que han hecho de la Casa de Windsor un objeto de fascinación mundial.

Según las normas reales, los nietos del monarca se convierten automáticamente en príncipes o princesas del reino, así que ahora que el padre de Enrique, Carlos, es rey, sus hijos, Archie, de tres años, y Lilibet, de uno, reciben esos elevados títulos. Lilibet se llama así por el apodo de la reina en su infancia.

Información: Reuters

Redaccion

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