El Equipo Médico consideró dejarlo morir durante grave crisis respiratoria

El Papa Francisco enfrentó una de las pruebas más difíciles de su vida cuando, en febrero de 2025, sufrió una grave crisis respiratoria que puso en riesgo su vida. El médico que lideró su equipo de atención en el hospital Gemelli de Roma, el profesor Sergio Alfieri, reveló en una entrevista con el periódico italiano Corriere della Sera que el equipo consideró suspender el tratamiento para dejarlo morir. Esta difícil decisión ocurrió en el momento más crítico de su enfermedad, el 28 de febrero, cuando el pontífice sufrió una crisis respiratoria y terminó inhalando su propio vómito, lo que complicó aún más su situación.

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Alfieri explicó que el equipo médico se encontraba en un dilema ético: debían decidir entre detener el tratamiento y permitir que el papa falleciera, o continuar con terapias y medicamentos, con el altísimo riesgo de dañar otros órganos vitales. «Tuvimos que elegir entre detenernos y dejarlo ir o forzarlo e intentar con todos los medicamentos y terapias posibles», declaró Alfieri, y añadió que finalmente se optó por la segunda opción, a pesar de los peligros involucrados.

La decisión de continuar el tratamiento no fue tomada a la ligera. Fue el enfermero Massimiliano Strappetti quien, con gran convicción, instó a sus compañeros a no rendirse: «Intenten todo, no nos rendiremos», dijo, según relató Alfieri. Esta postura reflejó el pensamiento colectivo del equipo médico, que decidió luchar por la vida del pontífice.

A pesar de las serias complicaciones y las crisis respiratorias que amenazaron su vida en al menos dos ocasiones, el Papa Francisco logró superar su condición crítica. Tras 38 días de hospitalización, el pontífice fue dado de alta el 23 de marzo, siendo este el período más largo que ha permanecido hospitalizado desde su elección como papa. Durante su estancia en el hospital, el Vaticano fue muy transparente con los detalles sobre su salud, siguiendo las indicaciones de Francisco de comunicar la verdad a sus seguidores y al mundo.

El Papa, quien ha demostrado una notable resiliencia, salió del hospital más fuerte y dispuesto a seguir con su misión pastoral.